viernes, 21 de marzo de 2008

Las siete leyes espirituales del éxito

El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realiza­ción progresiva de unas metas dignas [...]

Asi comienza el libro de Deepak Chopra "Las siete leyes espirituales del éxito". Lo he leido varias veces (es fácil conseguirlo por el clásico método mula) y me parece interesante recomendarlo. Aqui va un pequeño resumen...

1. Ley de la potencialidad pura.

Se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es potencialidad pura; es el campo de todas las posibilidades y de la creati­vidad infinita. La conciencia pura es nuestra esen­cia espiritual. Siendo infinita e ilimitada, también es felicidad pura. Otros atributos de la conciencia son el conocimiento puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la invencibilidad, la simplicidad y la dicha. Ésa es nuestra naturaleza esencial; una naturaleza de potencialidad pura.

Una manera de tener acceso al campo de la po­tencialidad pura es por medio de la práctica dia­ria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar.

Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuar­to componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los ele­mentos y las fuerzas de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida.

2. La ley del dar.

Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constan­te con el cuerpo del universo; nuestra mente man­tiene una interacción dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos.

El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia.

Al dar y al recibir, lo más importante es la in­tención. La intención debe ser siempre crear feli­cidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tan­to, genera abundancia. La retribución es directa­mente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar, de iniciar todo el proceso de circula­ción, es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas ma­teriales.

3. La ley del "karma" o causa y efecto.

La mayoría de nosotros, como consecuencia del condicionamiento, respondemos de manera repetitiva y predecible a los estímulos de nuestro medio ambiente. Al parecer, nuestras reacciones son provocadas automáticamente por las perso­nas y por las circunstancias, y así olvidamos que esas reacciones son opciones que escogemos en cada momento de nuestra existencia. Sucede simplemente que escogemos esas opciones incons­cientemente.

Cuando hagamos una elección - cualquier elección - hagámonos dos preguntas. En primer lugar: "¿Cuáles son las consecuencias de escoger este camino?" El corazón nos lo dirá inmediata­mente. Y en segundo lugar: "¿Traerá esta decisión que estoy tomando felicidad para mí y para quie­nes me rodean?" Si la respuesta es afirmativa, si­gamos adelante.

4. La ley del mínimo esfuerzo.

Esta ley se basa en el hecho de que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación. Ése es el principio de la menor acción, de la no resisten­cia.

La ley del menor esfuerzo tiene tres componen­tes, tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer me­nos para lograr más":

El primer componenete es la aceptación. "Hoy aceptaré a las perso­nas, las situaciones, las circunstancias y los hechos tal como se presenten".
El segundo componente es la responsabilidad. Una vez aceptado un suce­so, un problema o una circunstancia, responsabi­lidad significa la capacidad de tener una respues­ta creativa a la situación tal como es en este momento. En todos los problemas hay un princi­pio de oportunidad, y esta conciencia nos per­mite aprovechar el momento y transformarlo en una situación o una cosa mejor.
El tercer componente es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra conciencia abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la ne­cesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto.

5. La ley de la intención y el deseo.

Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá. Por otro lado, la intención estimu­la la transformación de la energía y de la infor­mación. La intención organiza su propia realiza­ción.

Los cinco pasos para cumplir nuestros deseos:
1_Entrar en el espacio de conciencia pura.
2_Liberarnos de nuestras intenciones y deseos.
3_Permanecer en la conciencia de nuestro verdadero yo.
4_Renunciar al apego al resultado.
5_Dejar que el universo se encargue de los detalles.

6. La ley del desapego.

La ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo. Siem­pre tenemos la intención de avanzar en una de­terminada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incer­tidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. Al mis­mo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunida­des.

Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas.

7. La ley del "dharma" o propósito de la vida.

Tiene tres componentes:

El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo.
El segundo componente de la ley del dharma es la expresión de nuestro talento único. Todo ser humano tiene un talento único. Hay algo que podemos hacer mejor que cualquier otra persona en este planeta. Cuando expresamos ese talento nos introducimos en el estado de conciencia atemporal, fluiremos.
El tercer componente de la ley del dharma es el servicio a la humanidad. ¿Cómo puedo ayudar?

Esta ley conlleva tres compromisos:
Buscar nuestro yo superior, descubrir nuestro único talento, expresarlo y en consecuencia disfrutar de la vida y responder a la pregunta de que manera podemos ayudar a los demás seres humanos.


Lo mejor de este libro es que clarifica algunos conceptos e ideas que uno no es capaz de sintetizar aunque este cercano a ellas.
Es agradable y nada pesado leer el texto entero, son unas 25 páginas... de todas formas aqui dejo otro texto referente al señor
Chopra para tener más claro el contexto relativo al personaje.

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